La espiritualidad de nuestro Movimiento, fija los ojos en María como ideal de amor y seguimiento hacia Jesús. En nuestra vida y oración, ocupa un lugar muy especial:
• Veneramos a la Madre de Dios de un modo especial, nos consagramos a Ella y confiamos en su intercesión constante.
• Ella nos recuerda que nuestra misión viene de lo alto y nace del “Sí” de nuestro encuentro personal con Jesús.
• Como Ella, permanecemos en continua referencia a la Palabra de Dios, haciendo del Evangelio, nuestra norma de vida.
• Ella nos recuerda que el verdadero servicio es aquél que se oculta a sí mismo, detrás de la causa que sirve.
• Veneramos a la Madre de Dios de un modo especial, nos consagramos a Ella y confiamos en su intercesión constante.
• Ella nos recuerda que nuestra misión viene de lo alto y nace del “Sí” de nuestro encuentro personal con Jesús.
• Como Ella, permanecemos en continua referencia a la Palabra de Dios, haciendo del Evangelio, nuestra norma de vida.
• Ella nos recuerda que el verdadero servicio es aquél que se oculta a sí mismo, detrás de la causa que sirve.
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